miércoles, 24 de marzo de 2010

Semana 12: La Loca de la Casa

"(...) porque la razón posee una naturaleza pulcra y hacendosa y siempre se esfuerza por llenar de causas y efectos todos los misterios con los que se topa, al contrario de la imaginación (la loca de la casa, como la llamaba Santa Teresa de Jesús), que es pura desmesura y deslumbrante caos."

Mi profesora favorita de Lenguaje en el liceo me recomendó leer a Rosa Montero. Creo que incluso me leyó un fragmento de una de sus novelas, porque el nombre se me quedó grabado con estrellitas de buen presagio. Por eso, cuando pillé La Loca de la Casa, ni siquiera leí de qué trataba y me lo traje.

Curioso que la primera sensación que me produjo con su riqueza de anécdotas fuera la angustia que me produce mi mente: un saco roto, una vasija con filtraciones, la habitación de un barquito varado en el Estrecho de Magallanes: la información que dejo ahí, resguardada, desaparece, se mezcla con otras, aparece días después sin ser invocada. Y digo curioso, porque más adelante la misma escritora me cuenta esto mismo dentro de su mente: el desorden, como siempre lo sospeché, es un aliado más de la imaginación.

El escribir para salvar la cordura o para, derechamente, echarla por la borda, el descontento con nuestra realidad por cualquier razón que nos empuja a crear una distinta o a explicarla, la vanidad del escritor y su deseo por ser admirado, leído, reconocido son algunos de los tópicos por los que nos pasea y nos invita a debatir. Reconozco que estoy de acuerdo en mucho con ella, pero el libro (¿ensayo? ¿novela?) invita a la charla, idealmente con la escritora, para seguir atacando muchos de los temas que, quizás por la diferencia de generación o contexto, quedaron con gusto a poco.

Hay dos puntos con los que difiero profundamente: el primero es el uso de etiquetas morales. Sobretodo el de maldad, porque me convencí hace poco que hablar en esos términos te dificulta recordar que todos somos malvados en algún momento. La maldad es humana y el ser humano tiene la potencialidad de ser malvado, no hay por qué pintarle cachos y cola a Hitler para entender que la mayoría de sus actos fueron deleznables. O sea, deshumanizar la maldad no le hace un favor a nadie. Junto con esto, también viene la pequeña coda del ser humano como maravilla suprema: ya sea el amor o el lenguaje es lo que nos pone en esa supuesta superioridad, cosa que pongo en duda cada día más.

El segundo, quizás por mi adolescencia mal acabada, es el de la trascendencia como el "ser uno con el todo". Que tanto los lectores como los escritores tratan de engañar a la muerte viviendo este mundo aparte o que el amor, esa locura socialmente aceptada, pretende lo mismo. Pero ¿eso no significa perderse a si mismo? ¿Y no es esa la definición de la muerte; dejar de ser? Quizás sea al revés: buscamos la eternidad persiguiendo a una de las formas de la muerte sin darnos cuenta, porque al final, es la vida la finita.

***


¿ Lo recomiendo? Claro que sí. Es entretenido, ameno de leer, con muchos datos interesantes y deja tema de conversación para rato.

¿Leerlo se parece a...? Una conversación con la escritora. O personalmente, a esas charlas llenas de riqueza que solía tener con mi madre acerca de su vida-antes-de-mí, nuestra visión del mundo y nuestra admiración por el arte (especialmente la música y la literatura).   
  
¿Si fuera una canción, cuál sería? Just my Imagination, The Cranberries. Siempre siento nostalgia cuando escucho esa canción y tiene ese juego de contarte algo y después dejarte con la duda acerca de su veracidad. El libro también juega a eso en ciertas partes.

**Siguiente**

Sigo indecisa, pues confieso: he leído las primeras páginas de 4 libros distintos. Ops.

martes, 16 de marzo de 2010

Semana 11: A Great and Terrible Beauty

"Once upon a time there were four girls. One was pretty. One was clever. One charming, and one...one was mysterious. But they were all damaged, you see. Something not right about the lot of them. Bad blood. Big dreams. Oh, I left that part out. Sorry, that should have come before. They were all dreamers, these girls.


**Advertencia: Mini arranque feminista y no, no hay spoilers ***

Ok, contextualización post- terremoto: no tuve luz por una semana - las réplicas me tienen moderadamente nerviosa - mi familia materna reapareció - dramas internos atacaron en momento oportuno (para ellos) - Releí "The Mountains of Mourning" y ya casi vuelvo a terminar "The Vor Game" (partes 2 y 3 de la saga Vorkosigan

La verdad es que leí este libro entre anoche y hoy. (Lectura rápida y fácil: check!) Había comenzado a leerlo hace un par de meses atrás, pero como en el principio hay un evento *demasiado cercano a mi historia reciente*, me hizo dejarlo en pausa. (Conexión con historia-personajes: check!)

Y no sé por qué he atraído narraciones ubicadas cerca o en la Inglaterra victoriana. En fin, tenemos a Gemma Doyle, la protagonista, 16 años y que a pesar de demostrar unos ataques de inmadurez (*pataletas*), es bastante decente como personaje. Oh, y es pelirroja (dato que pasa al censo de "demasiadas pelirrojas en la literatura de los últimos años").

La mayor parte de la historia sucede en un internado para señoritas, cuyo propósito es educar a las futuras esposas y madres de la clase media-alta. En otras palabras, a esas mujeres accesorio que asombrosamente aún existen. En las pausas me preguntaba cómo diablos es que permitimos y perpetuamos por tantos siglos ese sitial. Pippa, una de las compañeras de Gemma, me da una pista con su romanticismo extremo e ingenuo. Argh, sí, mi feminismo me dificultó la lectura en algunas partes. Claro, está ambientada hace un siglo y algo, pero no puedo evitar recordar algunas charlas muy parecidas escuchadas de mis coetáneas en el liceo.

El ideal de belleza a costa de la salud y comodidad de la mujer. Pfft.  Imagen pertenece a este sitio. =>


Volviendo a AGaTB, es la incorporación de la magia y de la teoría de las dimensiones conectadas - "realms" lo llaman, muy similar a ese espacio fantástico de The Dreaming Place - lo que le da sazón a la historia, convirtiéndola en una novela de fantasía (sci fi - fantasy? Check!) con un ritmo bien llevado, personajes algo ásperos, pero reales y su dosis inevitable de angustia adolescente.

Mi gran problema es el final. Obviamente deja los hilos sueltos para una secuela (sip, es otra trilogía), pero ya que anteriormente se remarca de que siempre, siempre tenemos una elección... ¿Por qué Bray la reduce a una situación "espada-pared" cuando en realidad era "espada-resto del mundo"? Me sentí algo traicionada por esa... trampa, pues me pareció un recurso para dejar la moraleja de Caperucita Roja; "las niñas buenas deben obedecer a sus madres, sino la tragedia les asediará". ¿Dónde quedó el uso de los personajes adolescentes como metáforas de los errores y riesgos que debemos tomar para crecer? 

Pero como es la primera parte, puede que ese juicio sea apresurado. Ciertamente espero que así sea. 

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¿Me arrepiento de haber leído A Great and Terrible Beauty? No.  Y esta es la última vez que hago esta pregunta, porque en el extraño caso que la respuesta sea *sí*, lo remarcaré arriba. 

¿ Lo recomiendo? Claro, cae en mi categoría de livianito, rápido y con promesa de mejorar en sus dos partes siguientes.  

¿Leerlo se parece a...? Una tarde en un liceo de mujeres. Siempre y cuando no te involucres mucho, no habrá problemas, te vas a reír y escandalizar livianamente, algunas cosas te molestarán, pero como te son mayoritariamente ajenas, no pasará de eso.  
  

¿Si fuera una canción, cuál sería? Según mi confiable neurona DJ, Vertigo de Anya Marina interpreta muy bien el punto de vista de Gemma. Aparentemente infantil, pero "Everyone I see, They stop and stare/ Everyone I meet but I don't care / Everything I knew is dying dead / Everything I feared was in my head" no es el coro de una canción de kindergarden. 



**Siguiente**

Estoy atacando ahora a La Loca de la Casa (cielos, eso se puede malinterpretar...) de Rosa Montero. Planeo un post acerca de mis dos re lecturas de la saga Vorkosigan, para aprovechar de compartir una noticia ad hoc.